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¿Qué son las Normas para la Reducción de Desastres?

El terremoto del 4 de febrero de 1976, el desastre del 16 de octubre 1996 en el estadio Mateo Flores (ahora Doroteo Guamuch Flores), el huracán Mitch en 1998 y ahora la tragedia del 15 de septiembre de este año en Quetzaltenango son solo algunos de los numerosos eventos que nos recuerdan las fatales consecuencias de no gestionar adecuadamente el riesgo.


Durante un reciente taller para comunicadores sociales sobre el Marco de Sendai el Coordinador Residente de Naciones Unidas en Guatemala hizo énfasis en que los desastres no son naturales. Si bien, en algunos casos, las amenazas pueden ser de origen natural, los desastres siempre son el resultado de las condiciones de vulnerabilidad creadas por el ser humano. El mensaje acá es que si queremos reducir el impacto negativo de los desastres debemos hacer todo lo posible por reducir nuestras vulnerabilidades.


La vulnerabilidad es un concepto complejo en el que intervienen una diversidad de factores estructurales, económicos, sociales y culturales. La universidad Ruhr de Alemania agrupa estos factores en tres categorías: la probabilidad de que ocurran daños, la capacidad para reducir las consecuencias negativas y las estrategias a largo plazo para el cambio social. Comprender que el riesgo de desastres es primordialmente función de la vulnerabilidad y no de la amenaza es la clave para una gestión adecuada del riesgo. Aunque la amenaza sea alta, si logramos reducir la vulnerabilidad, reduciremos el riesgo de desastres.


De acuerdo al Índice Mundial del Riesgo a Desastres publicado por Bündnis Entwicklung Hilft y Ruhr University Bochum – Institute for International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV), Guatemala es el segundo país de mayor riesgo a desastres de todo el continente americano. Somos uno de los países de mayor riesgo a desastres a nivel mundial, no porque tengamos la mala suerte de que nuestras amenazas sean mayores que las de otros países, sino porque somos uno de los de mayor vulnerabilidad.


Me asombra y me preocupa que a estas alturas aún no hayamos comprendido que la clave es reducir la vulnerabilidad. Tal vez el mejor ejemplo para ilustrar la importancia de reducirla sea una comparación entre los terremotos de Haití y de Chile, ambos en el 2,010. El terremoto de Chile fue 500 veces más potente (liberó 500 veces más energía) que el terremoto de Haití. Sin embargo, en Haití perdieron la vida más de 250,000 seres humanos, mientras que en Chile el número de fallecidos fue de 525. En términos económicos, las pérdidas en Haití representaron el 129% del PIB mientras que en Chile únicamente representaron el 14% de su PIB. En otras palabras, aunque la amenaza sísmica era considerablemente mayor en Chile que en Haití, el riesgo resultó mucho menor. Lo importante, insisto, es concentrarse en reducir la vulnerabilidad y no en las amenazas.


En Guatemala la institución encargada de gestionar el riesgo es la CONRED la que, como su nombre lo indica, tiene la misión de reducir los desastres. De hecho, esta es su única función. Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, CONRED no es una institución de respuesta. Dejo al lector el reto de encontrar en la ley (Decreto 109-96) la palabra “respuesta”. Dentro de las finalidades que sí le asigna la ley a CONRED está la de “establecer los mecanismos, procedimientos y normas que propicien la reducción de desastres”. Haciendo uso de esa facultad y con objeto expreso de reducir la vulnerabilidad, CONRED ha emitido y publicado en el diario oficial cuatro “Normas para la Reducción de Desastres” (NRD).


La Norma para la Reducción de Desastres 1 –NRD1-, Normas de seguridad estructural para la república de Guatemala, fue aprobada el 19 de marzo de 2,010 y publicada el 29 de marzo de 2,010. Esta norma tiene como objetivo establecer los criterios técnicos mínimos que deben implementarse en el diseño de obras nuevas, la remodelación o reparación de obras existentes, y la evaluación de obras, con el propósito de prevenir daños a la integridad de las personas y a la infraestructura, en efecto reduciendo la vulnerabilidad estructural, al oficializar y mandatar la aplicación de las Normas de Seguridad Estructural desarrolladas por la Asociación Guatemalteca de Ingeniería Estructural y Sísmica -AGIES-.


La Norma para la Reducción de Desastres 2 –NRD2-, Normas mínimas de seguridad en edificaciones e instalaciones de uso público, fue aprobada el 23 de marzo del 2,011 y publicada el 27 de julio de 2,011. Esta norma tiene por objeto establecer criterios técnicos mínimos de seguridad que deben observarse en edificaciones e instalaciones de uso público, para resguardar a las personas en caso de eventos de origen natural o provocado que puedan poner en riesgo su integridad física. Esta norma regula aspectos de las salidas de emergencia, tales como número y dimensiones, puertas y herrajes, gradas y rampas, señalización e iluminación mínima, distancias mínimas y máximas y carga de ocupación máxima.


La Norma para la Reducción de Desastres 3 –NRD3-, Especificaciones técnicas de materiales para la construcción fue aprobada a inicios del año 2,013 y publicada el 1 de marzo del 2013. Esta norma tiene por objeto el establecer las especificaciones técnicas de los materiales para la construcción que deben observarse en edificaciones, instalaciones y obras de uso público nuevas, así como las que sufran remodelaciones o rehabilitaciones. Esta norma va de la mano con la NRD1 y controla la calidad de los materiales de construcción.


La Norma para la Reducción de Desastres 4 –NRD4-, Normas mínimas de seguridad en eventos socio-organizativos, fue aprobada en el año 2,015, hace 7 años, y publicada el 23 de diciembre de 2015. Tiene por objeto establecer los requisitos mínimos de seguridad para la realización de eventos socio-organizativos. Esta norma establece una serie de requisitos importantes para reducir la vulnerabilidad de todo tipo de eventos. Es importante mencionar que esta norma reitera la obligación de cumplir con todas las otras normas para la reducción de desastres y en particular con la NRD2.


En conclusión, podemos afirmar que las normas para la reducción de desastres son herramientas fundamentales de gestión del riesgo que tienen como objeto la reducción de la vulnerabilidad, sea esta estructural, social o cultural.


Ing. Alejandro Maldonado Lutomirsky

DR3 Consulting

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